Diabetes y Salud Oral
La diabetes es un grupo de enfermedades inflamatorias crónicas que afectan la capacidad del cuerpo para procesar el azúcar. Si usted tiene diabetes, es particularmente importante que mantenga una excelente salud oral. Eso es porque las personas diabéticas son más propensas a padecer infecciones orales tales como las enfermedades periodontales (de las encías), que pueden derivar en la pérdida de dientes si no se les da tratamiento. Por otra parte, la presencia de alguna enfermedad de las encías puede dificultar a las personas diabéticas controlar sus niveles de azúcar.
Las enfermedades periodontales son afecciones crónicas que también están asociadas con un nivel elevado de inflamación sistémica (de todo el cuerpo). Al igual que la diabetes, pueden tener consecuencias muy variadas fuera de la boca: es posible que aumente la probabilidad de padecer eventos cardiovasculares graves (como un infarto o un accidente cerebrovascular) o tener efectos adversos en el embarazo (bajo peso al nacer y parto prematuro). Entonces, tal vez no sea de extrañar que cada vez haya más pruebas de que ambas enfermedades están relacionadas.
Dos Enfermedades con Mucho en Común
Por mucho tiempo se ha sabido que tener diabetes es un factor de riesgo que puede aumentar la gravedad de las enfermedades periodontales. Eso es porque la diabetes reduce la resistencia del cuerpo a las infecciones, haciendo que las personas con la enfermedad sean más susceptibles a sufrir infecciones bacterianas y micóticas. Asimismo, se ha demostrado que tener una enfermedad periodontal grave (periodontitis) puede empeorar el control de la glucosa en la sangre en las personas con diabetes; también puede aumentar el riesgo de complicaciones diabéticas. Entonces, ¿cuál es la conexión?
Aunque actualmente nadie tiene completa certeza, las dos enfermedades parecen tener algunas vías y mecanismos comunes causantes de la enfermedad. Ambas están asociadas con el proceso de inflamación y la respuesta inmunitaria. La inflamación en sí —a menudo con síntomas de dolor, calor y enrojecimiento— se evidencia que el sistema inmunitario del cuerpo está trabajando, luchando contra la enfermedad, intentando reparar sus efectos para evitar que se disemine. Sin embargo, la inflamación crónica o prolongada puede conllevar a problemas graves en diferentes partes del cuerpo y un deterioro de la salud en general.
¿Qué significa esto para usted? De acuerdo con un estudio con una gran muestra, si usted padece diabetes, el riesgo de morir de un infarto del corazón es dos veces mayor si también tiene periodontitis grave, y para la insuficiencia renal, ¡el riesgo es 8.5 veces más alto! Además, si la enfermedad periodontal se deja sin tratar, eso hace que sea seis veces más probable que su capacidad para controlar los niveles de azúcar en la sangre empeore con el tiempo. Entonces, tener una enfermedad no solo puede ponerlo en riesgo de empeorar la otra, tener ambas puede causar un deterioro considerable en su salud general.
Una Estrategia de Dos Frentes
Aunque la diabetes no se puede curar, sí es posible controlar la enfermedad en el largo plazo. Pero hay una buena noticia: estudios clínicos han demostrado que las personas diabéticas que reciben un tratamiento eficaz para su enfermedad periodontal también obtienen beneficios considerables en su salud general. Muchas presentan un mejor control de glucosa en sangre y un mejor funcionamiento metabólico después del tratamiento periodontal.
¿Qué tipos de tratamientos podrían ser necesarios? Aunque depende mucho de la situación individual, algunos procedimientos típicos podrían ser: raspado y alisado radicular (una limpieza profunda que remueve la placa bacteriana de los dientes, tanto arriba como debajo de la línea de la encía), terapia con antibióticos y enseñanza sobre la higiene oral.
Asimismo, si usted está en riesgo de padecer diabetes, pero aún no la presenta, hay ciertas precauciones que puede tomar para prevenirla. Aunque hay un componente genético considerable, uno de los factores de riesgo principales para la diabetes es el sobrepeso; así que mantener su peso bajo control aumenta la probabilidad de evitarla. Los niveles altos de triglicéridos y los niveles bajos de colesterol HDL (bueno) también son factores de riesgo. Estos pueden responder a cambios en su dieta, como suprimir las bebidas azucaradas y comer alimentos más saludables. Además, la hipertensión sumada a un estilo de vida sedentario aumenta el riesgo. En este caso, el ejercicio moderado puede ser de ayuda.
Cuando llegue a nuestra consulta, asegúrese de hacernos saber si está en tratamiento para la diabetes o si está en riesgo de padecerla. Y si está controlando la enfermedad, recuerde que es más importante que nunca mantener una buena higiene oral.