Piercings Orales y su Salud
En la actualidad, los piercings orales, como aros en la lengua, piercings en la mejilla y aros en los labios, parecen estar de moda entre algunos jóvenes. Considerarlos atractivos o repulsivos es cuestión de gustos personales, pero sin importar si uno está a favor o en contra de estos adornos corporales, hay datos que debería saber sobre el efecto que tienen en la salud oral.
De acuerdo con la Revista de la Asociación Dental Americana, la lengua y los labios son los sitios más frecuentes para colocarse piercings intraorales. En cualquiera de estos lugares, es probable que el adorno entre en contacto con los dientes, las encías y otras estructuras anatómicas de la boca. Y es entonces cuando pueden comenzar los problemas.
Anatomía de un Problema
La lengua, compuesta principalmente por tejido muscular, tiene abundante suministro de sangre y terminaciones nerviosas; por eso los cortes en la lengua con frecuencia son dolorosos y sangran mucho. Para hacer una perforación en la lengua, se inserta un piercing por un orificio que se hace en la lengua. En esa situación, existe la posibilidad de infectarse o transmitir una enfermedad de transmisión sanguínea como la hepatitis B. En casos poco comunes, el piercing también puede causar dolor facial inmediato e intenso. Pero son los efectos a largo plazo de los piercings orales los que dan más motivos de preocupación.
Como los dientes entran en contacto frecuente con las partes metálicas del piercing, pueden surgir problemas de aumento de sensibilidad dental y dolor. También puede producirse astillado o fractura de dientes, que posiblemente sea necesario restaurar. Los dientes que ya han sido restaurados (con coronas, por ejemplo) podrían ser aún más propensos a dañarse. Además, la colocación de joyas en la boca, donde sea que se ubiquen, puede desencadenar un flujo de saliva excesivo, dificultar el habla y ocasionar problemas al masticar y tragar.
También pueden presentarse enfermedades periodontales (de las encías) como consecuencia del uso de piercings orales. Es posible que aparezcan primero como una lesión de la encía, y luego como recesión de las encías. Es importante entender que antes de que se retraigan las encías, debe perderse algo del hueso subyacente de los maxilares. Después de la pérdida ósea, puede producirse inflamación e infección de las encías.
Cuando se retraen las encías, las raíces de los dientes quedan expuestas, lo que aumenta la probabilidad de formación de caries, ya que las raíces carecen del esmalte protector que cubre la corona del diente. En algunos estudios se ha demostrado que, con el tiempo, esta afección aumenta la probabilidad de que se presenten enfermedades de las encías: principalmente porque es más difícil practicar una buena higiene oral con una línea de encía irregular. Además de causar problemas en la boca, las enfermedades periodontales avanzadas pueden tener un efecto potencialmente negativo en la salud general (sistémica).
Es Su Salud… y Su Decisión
Si tiene la edad suficiente como para colocarse un piercing en la boca, la tiene también para tomar parte activa en mantener su propia salud oral. Si considera colocarse un piercing en la lengua, un aro en el labio, un piercing en la mejilla u otro adorno en la boca, hable primero con un profesional dental. Debido al mayor potencial de problemas dentales y periodontales, es probable que tenga que hacerse revisiones más frecuentes y prestar atención especial a su higiene oral.
Y si llega el momento en que decide que ya no desea el piercing que se colocó por impulso, anímese: retirarlo de inmediato reducirá el riesgo de enfermedades, ¡y su salud oral mejorará al instante!