La Succión del Pulgar y los Dientes de Su Hijo
El hábito de succionar el pulgar u otro dedo es un hábito totalmente normal y que algunos bebés desarrollan incluso antes de nacer. Es relajante, y también ayuda a que los bebés entren en contacto con su entorno y lo exploren. Sin embargo, si el hábito de succionar persiste luego de los 3 años de edad, es posible que surjan problemas de mordida.
En una mordida normal, los dientes superiores crecen de modo que se superponen con los dientes inferiores. Pero es posible que la presión que ejerce el pulgar, otro dedo o el chupete sobre las encías interfiera con la erupción normal del diente e incluso con el crecimiento del maxilar. Algunos niños con el hábito de succionar el pulgar pasan a presentar una "mordida abierta", lo que significa que los dientes no se superponen cuando el niño muerde (ver ejemplo), sino que hay un espacio entre los dientes superiores y los inferiores. Por eso no hay dudas de que se debe controlar el hábito de succionar el pulgar, pero sin intervenir con demasiada anticipación.
Romper el Hábito
Es importante tener presente que la mayoría de los niños rompen el hábito de succionar el pulgar por sí mismos entre los 2 y los 4 años de edad. Por lo tanto, si está intentando que su hijo deje el hábito, lo primero que debe hacer es simplemente ignorarlo. Los niños suelen dejar los chupetes más rápido que los pulgares u otros dedos. Si le parece que su hijo no puede dejar el hábito de succionarse el pulgar cuando debería, los refuerzos positivos tienden a funcionar mejor que los negativos (por ejemplo, colocar una sustancia amarga en el pulgar). A continuación, algunas ideas que podría aplicar:
- Felicitar y Recompensar. Explíquele a su hijo el motivo por el cual es tan importante no succionar el pulgar y piense cómo podría recompensarlo por no hacerlo (¡siempre que no implique darle dulces que podrían dañar sus dientes!). El premio podrían ser calcomanías o una actividad que disfrute realizar. Siempre recuérdeselo amablemente en lugar de castigarlo cada vez que note que su hijo se succiona el pulgar, y felicítelo cuando deje de hacerlo.
- Comodidad y Distracción. Existen diversas causas por las que los niños se succionan el pulgar. ¿Su hijo tiende a hacerlo cuando está estresado o aburrido? En ese caso, es posible que darle más abrazos o realizar una actividad sirvan para mantener esas pequeñas manos ocupadas.
- Utilice su Creatividad. Usted conoce a su hijo mejor que nadie. Quizás exista un método que sea especialmente motivador para su hijo. Por ejemplo, podría atar su chupete a un globo de helio y enviárselo al Ratoncito Pérez. Cuando él lo reciba, ¡puede dejar un regalo especial debajo de su almohada!
- Busque Ayuda. Si su hijo se succiona el pulgar, los dedos o el chupete, la odontología lo puede ayudar. En ocasiones, consultar a un profesional dental es todo lo que se necesita para ayudarlo a comprender cómo el dejar ese hábito ayudará a sus dientes. En caso de ser necesario, se le podrá colocar a su hijo un aparato oral especial denominado rejilla lingual (ver ejemplo), que impide físicamente la succión del pulgar y puede romper el hábito en pocos meses.
El hábito de succionar el pulgar es solo un motivo por el cual es importante cumplir con las revisiones dentales periódicas de su hijo, a partir del primer año de edad. En dichas consultas, usted y su hijo también pueden aprender técnicas de higiene oral eficaces para ayudar a prevenir la caries. Al mismo tiempo, se controlará el crecimiento y desarrollo dental de su hijo. A pesar de que la ortodoncia puede arreglar los problemas de mordida que surgen a partir del hábito de succionarse el dedo, ¡lo ayudaremos a que evite este gasto en lo posible!